Han pasado
ocho largos días desde la última vez que me han cogido. Y tres días desde que
decidí entregarme a una abstinencia sana. No tiene nada que ver con la
decepción de un hombre que no supo ser hombre conmigo. Todo únicamente es
decisión vital, me preparo para grandes batallas.
Muchos
guerreros toman la abstinencia antes de sus grandes combates, para poder
acumular rabia y pelear con todo, además quien sabe, llegar a casa y recibir una
mamada o unas buenas piernas abiertas sea el impulso a no dejarse vencer.
La
decisión de tener una abstinencia (Que no tiene una fecha límite), es
simplemente para enriquecer mi alma. Además que me he puesto a recordar unas
palabras muy sabias que una amiga mía (hoy día es monja) me dijo cuando apenas tenía 16 años:
“Cuando
una mujer o un hombre tienen sexo con distintas personas, es como un papel, que
se va doblando en pedazos. Va a llegar el momento en el que no podrá más
doblarse y es hora de desecharlo”
Para mí el
sexo es vital, esa sensación de poder infinito, de gozo eterno de satisfacción
celestial, pero admito que ya he pasado por muchos y es hora de esperar... No
al indicado. Simplemente esperar. Que mi cuerpo respire y aprenda nuevas
sensaciones que el sexo a veces opaca, el amor tal vez, o quien sabe la amistad
incondicional.
Espero que
al menos mi cochina mente se mantenga tranquila, al igual que mis dedos.