lunes, septiembre 22

Todo tiene una razón, aunque no sabemos si de algo nos hará mejor

Han pasado ocho largos días desde la última vez que me han cogido. Y tres días desde que decidí entregarme a una abstinencia sana. No tiene nada que ver con la decepción de un hombre que no supo ser hombre conmigo. Todo únicamente es decisión vital, me preparo para grandes batallas.

Muchos guerreros toman la abstinencia antes de sus grandes combates, para poder acumular rabia y pelear con todo, además quien sabe, llegar a casa y recibir una mamada o unas buenas piernas abiertas sea el impulso a no dejarse vencer.

La decisión de tener una abstinencia (Que no tiene una fecha límite), es simplemente para enriquecer mi alma. Además que me he puesto a recordar unas palabras muy sabias que una amiga mía (hoy día es monja) me dijo cuando apenas tenía 16 años:
“Cuando una mujer o un hombre tienen sexo con distintas personas, es como un papel, que se va doblando en pedazos. Va a llegar el momento en el que no podrá más doblarse y es hora de desecharlo”

Para mí el sexo es vital, esa sensación de poder infinito, de gozo eterno de satisfacción celestial, pero admito que ya he pasado por muchos y es hora de esperar... No al indicado. Simplemente esperar. Que mi cuerpo respire y aprenda nuevas sensaciones que el sexo a veces opaca, el amor tal vez, o quien sabe la amistad incondicional.



Espero que al menos mi cochina mente se mantenga tranquila, al igual que mis dedos.